Después de la pascua, es la fiesta más sagrada del judaísmo, el Yom Kippur, el Día del Perdón o de la Expiación, que viene desde los tiempos de Moisés. Todo el pueblo se abstiene de toda acción para orar, ayunar, pedir perdón y reparar para comenzar de nuevo el año purificados y reconciliados. Ya no hay Templo ni Sumo Sacerdote ni chivo expiatorio pero el pueblo judío celebra esta fiesta de forma solemne, que prepara durante diez días «temibles».

Todos, en Israel y en todo el mundo, se unen para pedir clemencia al Creador y se paraliza el país: se cierra el espacio aéreo, no hay televisión, radio o transporte público. Se propone un ayuno de 25 horas. Al ayuno en este día se une la reflexión, la purificación y santificación… pero la verdadera clave de la fiesta es el arrepentimiento, el perdón y la reconciliación.

En octubre de 1973 Egipto y Siria aprovecharon este día de parón total para atacar por sorpresa a Israel comenzando la llamada «Guerra del Yom Kippur», cuando Golda Meir, la Primera Ministra, decidió no realizar un ataque preventivo para asegurarse sus alianzas estratégicas.

¿Cómo nació esta fiesta?

Esta tradición y fiesta religiosa de hace más de 2.500 años se basa en el mandato del libro del Levítico 16 donde se le encomienda a Moisés que expíen los pecados de Israel de todo el año transcurrido, en el décimo día de Tishréi. En el Antiguo Testamento era el único día del año en que el Sumo sacerdote podía entrar en el Sancta Sanctorum y pronunciar el Nombre de Dios.

Dios confiere solemnidad a este día ya que es el único en el que Aarón, el hermano de Moisés y primer Sumo Sacerdote, debía purificarse, ponerse una túnica de lino, derramar sangre de becerro sobre el Arca de la Alianza y sortear entre dos chivos cabritos: uno para quemar en el altar del Templo y otro, el chivo expiatorio, para despeñarlo en un monte llegando al desierto. El Sumo Sacerdote ponía sus dos manos sobre el animal y transfería todo el pecado de su pueblo para que fuera destruido en esa ceremonia misteriosa enviándolo a ese monte del desierto donde vivía un ángel caído llamado Azazel.

Para los cristianos, Jesucristo, como Sacerdote y como Víctima expiatoria, permanece y nos salvó en la Cruz de nuestros pecados una sola vez y para siempre (Carta a los Hebreos 7).

¿Cómo la preparan?

Hace diez días ha sido el comienzo de año judío, la fiesta de Rosh Hashaná, el primer día del mes de Tishrei, el séptimo mes. Para ellos estamos en el año 5782 (2021). Es obligado tocar el shofar, un instrumento de viento que es un cuerno de carnero, suena como un trombón y es mencionado en veintinueve ocasiones en la Biblia. Se hace sonar como un llanto cuando Dios llama. Y también se tocará en Yom Kippur para llamar al arrepentimiento y cerrar la fiesta.

En el transcurso de estos diez días (Aseret Yemei Teshuvá) se busca afligir el alma para poder acabar viviendo el perdón en esta fiesta sagrada. El perdón por tres tipos de errores: con uno mismo, con los demás y con Dios.

El sábado entre el Año Nuevo y el Yom Kippur se llama Shabat Shuva o de Retorno, segundo en importancia del año después del de la pascua, donde se lee al profeta Oseas en las sinagogas: «Vuélvete, oh Israel, al Dios Eterno porque has tropezado en tu pecado» (Oseas 14,2). Es la llamada a la conversión y al cumplimiento de los preceptos. La predicación importante la realiza el rabino de más autoridad y todos asisten para ir preparando la fiesta del arrepentimiento. No se reza por intenciones particulares o personales, con oraciones de petición, pero esto es una característica de Israel, no ocurre así en los lugares de la diáspora. Se espera para bendecir la luna, cosa que los judíos hacen cada vez que nace el astro nocturno, y por lo tanto cada vez que comienza un mes, esperan esta vez, pues, a que pase la fiesta grande y así poder hacerlo con alegría.

Un día antes por la noche se unen en el Muro y recitan las “slijot” (perdones), plegarias, lamentos, cánticos poéticos, oraciones que duran varias horas invocando la misericordia de Dios, la paz y la unidad. Después estos diez días de oración y arrepentimiento culminan en el día en que Yahveh promete «de todos vuestros pecados os he de purificar y de todos vuestros pecados seréis purificados» (Levítico 16,30).

El Día de Yom Kippur

En la víspera se realiza una cena festiva tras la cual comienza el ayuno. Empiezan el día con una bendición de «Shehejeyanu», agradeciendo a Dios la importante oportunidad de su perdón, de renovarse y corregir los errores. Es la bendición de acción de gracias siempre que se vive algo especial por primera vez o hay alguna celebración, como una boda, o incluso cuando se estrena una prenda. «Bendito eres, Dios nuestro, Rey del Universo, porque nos has dado la vida, nos sostienes y nos permites llegar a este momento de felicidad».

Es una fiesta grave pero alegre donde se logra el perdón a través de la oración verdadera, el arrepentimiento y la caridad y se alegran porque son sellados en el Libro de la Vida. De hecho, el saludo tradicional para este día es “Jatimá Tová”, que significa «buena firma», deseando al prójimo que sea perdonado de sus pecados y su nombre quede inscrito en el Libro de la Vida. Se suelen vestir de blanco, símbolo de pureza, de forma sencilla y humilde, sin sandalias de cuero, sin lavarse ni perfumarse. Lo viven como un rito sagrado de purificación espiritual y comunitaria. Se hace balance anual de los pecados y faltas cometidos y las promesas incumplidas. Y van a la sinagoga, incluso cuando no sean muy asiduos.

Los judíos que rezan suele hacerlo tres veces al día: al amanecer (Shajarit), por la tarde (Minjá) y al anochecer (Arvit). En este día además recitan una serie de oraciones especiales como el Kol Nidre antes de la puesta de sol y la Neilá, para acabar la festividad. Se finaliza el día de ayuno y oración tocando el shofar en todas las sinagogas del mundo y rompiendo el ayuno con una comida familiar.

Dentro de cinco días celebrarán Sucot, la Fiesta de las Cabañas o de los Tabernáculos, en recuerdo de su paso por el desierto. Un mes de septiembre con las tres fiestas principales de comienzo del año que confiamos que acabe en paz y armonía para todos.

Vídeo «Yom Kippur, día del arrepentimiento» de 2019, del Christian Media Center (2:34).