Por qué peregrinar a Tierra Santa. Decálogo. Capítulo 1º de una serie. Este es el episodio 4º del pódcast.

En el programa editorial de “Construyendo Puentes” contemplamos una relación de series, por capítulos, de diferentes contenidos, que favorezcan conocer y amar Tierra Santa desde varios puntos de vista. Así, iremos completando los temas que más nos urgen para hacer por capítulos, por ejemplo, una guía de viaje, un esquema histórico de casi cuatro milenios o los comentarios a lo mejor de nuestra biblioteca.

A lo largo de esta serie que comienza hoy acerca de Por qué peregrinar a Tierra Santa pretendemos acercar a los lectores las múltiples y variadas razones por las que merece la pena vivir Tierra Santa en primera persona, ponerse en camino, preparar el corazón, elegir la compañía, formarse y diseñar el viaje, dejarse acompañar… y procurarse una actitud de apertura y acogida que permita recibir el don que contiene este destino, tan único, que ofrece una gran promesa para todos.

A modo de introducción permanente, comenzamos con un texto que nos gustaría que iluminara siempre esta comunicación del blog y del pódcast. Mientras no lo perdamos de vista, nuestros contenidos, que nacen del amor y para el amor se ofrecen, tendrán siempre un valor que no nace de nosotros sino del Protagonista con mayúscula que da sentido a Tierra Santa y al mundo entero.

Para enseñarnos a preparar el año 2000, año santo de la Redención, Juan Pablo II escribió en la Bula Incarnationis Mysterium lo siguiente:

“La historia de la salvación tiene en Cristo su punto culminante y su significado supremo. El nacimiento de Jesús en Belén no es un hecho que se pueda relegar al pasado. En efecto, ante Él se sitúa la historia humana entera; nuestro hoy y el futuro del mundo son iluminados por su presencia. Jesús es la verdadera novedad que supera todas las expectativas de la humanidad y así será siempre, a través de la sucesión de las diversas épocas históricas. La encarnación del Hijo de Dios y la salvación que Él ha realizado con su muerte y resurrección son, pues, el verdadero criterio para juzgar la realidad temporal y todo proyecto encaminado a hacer la vida del hombre cada vez más humana”.

Decálogo de una peregrinación a Tierra Santa (Por don Jesús de las Heras)

Dice así: “Escribí este decálogo en la tarde del domingo 4 de diciembre en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.

Una semana después, al volver a leerlo, experimento el gozo y el privilegio del don recibido de una nueva peregrinación a Tierra Santa. Bendito sea el Señor que ha hecho, para mí y por mí, prodigios en la ciudad amurallada y en la Tierra Santa. Bendito sea el Señor y gracias a los hombres que en esta ocasión lo han hecho posible. Amén.

Y, mientras sigo pensando en regresar a Tierra Santa, –«Al año que viene en Jerusalén» dice el saludo judío– ofrezco este decálogo de conclusiones.

1ª.– Peregrinar a Tierra Santa es don inmenso de Dios, es gracia colmada y rebosante, es espléndida oportunidad para conocer el país de la Biblia y la tierra de Jesús. ¡Qué bueno y qué grande sería si todos los cristianos pudieran peregrinar siquiera una vez a Tierra Santa! Peregrinar a Tierra Santa, como es don, es también tarea el ser testigo de ello.

.- Peregrinar a Tierra Santa es continuar, prolongar, actualizar y empalmar con una larga y venerable tradición de peregrinos a lo largo de los siglos. Son los miles y millones de peregrinos anónimos. Son peregrinos ilustres como Egeria, Santa Elena, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, Beato Charles de Foucauld o los Papas Pablo VI, Juan Pablo II, (Benedicto XVI y Francisco, añadimos).

3ª.– Peregrinar a Tierra Santa no será tanto la búsqueda milimétrica y científicamente indudable de los mismísimos lugares del Señor -la mayoría de ellos así contrastados ya por la historia, por la arqueología y por la exégesis bíblica y crítica- cuanto abrirse a su geografía, a su paisaje, a su paisanaje y a la dos veces milenaria tradición.

4ª.– Peregrinar a Tierra Santa es también contradicción, paradoja, hasta, en algunos casos, dolor y escándalo. Tierra Santa ha sido la porción territorial más disputada de la historia. Y así lo sigue siendo. Tierra Santa es santa y sagrada para las tres grandes religiones históricas. Tierra Santa habla de humanidad por sus cuatro costados. Y el peregrino tendrá que orar, contemplar, celebrar y venerar muchas veces desde el bullicio, las prisas, la precariedad, el cansancio, la extenuación, el bochorno, la esterilidad, el dolor e incluso el llanto.

5ª.– Peregrinar a Tierra Santa es tiempo y espacio para el encuentro, el diálogo, el afecto y el respeto por las otras Religiones, especialmente el Judaísmo y el Islamismo. Esta peregrinación supone también el esfuerzo por conocer sus culturas, tradiciones y expresiones actuales de las mismas.

6ª.– Peregrinar a Tierra es renovada ocasión para comprobar el escándalo de la división de los cristianos y para rezar y trabajar por la unidad de todas las Iglesias y confesiones que reconocen a Jesucristo, el hijo de Tierra Santa, como su Señor.

7ª.– Peregrinar a Tierra Santa es realizar un apasionante recorrido por la historia de la humanidad de occidente y del próximo oriente en los últimos tres-cuatro mil años. Es sumergirse en las culturas y civilizaciones cananita, israelí, babilónica, persa, helena, romana, bizantina, musulmana, cruzada, mameluca y otomana hasta llegar a los años entre guerras del siglo XX en que el País estuvo controlado por Gran Bretaña, hasta que en 1948 nace el Estado judío de Israel y surge después la Autoridad nacional de los, a día de hoy, territorios autónomos palestinos.

8ª.– Peregrinar a Tierra Santa es experimentar la necesidad de la paz, el don de los dones del Señor de Tierra Santa. La paz ha sido muchas veces una efímera quimera en Tierra Santa. Hoy también es débil, frágil, precaria, insuficiente. No es cuestión de dividir sus habitantes entre buenos y malos, entre opresores y oprimidos. Es cuestión de contribuir a su encuentro, a su reconciliación y a su común construcción de la paz. En este sentido, el muro de Belén y de la franja de Gaza y Cisjordania no es símbolo de paz, como no son los atentados suicidas. El peregrino a Tierra Santa debe testimoniar y servir a la paz.

9ª.– Peregrinar a Tierra Santa conlleva para el peregrino actitudes de esfuerzo, paciencia, espera, apertura, disponibilidad, solidaridad, fe, oración, capacidad de contemplación y de admiración, espíritu de búsqueda y sencillez y limpieza de corazón.

10ª.– Peregrinar a Tierra Santa es el “quinto evangelio”. Es el encuentro con el espacio que se encontró con la Santísima Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo. Es entender lo concreto, cotidiano, grande, humilde, limitado, precario y hermoso de la Encarnación. Es dejar hablar a las piedras, a las montañas, a los valles, al lago, al Jordán y a los caminos de Quien por ellos estuvo, anduvo e hizo el bien. Tierra Santa es la patria de Jesús y es, por ello, la patria de los que queramos ser sus seguidores, sus testigos y sus discípulos”.

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Aquí termina la aportación que agradecemos a don Jesús de las Heras, por introducirnos a las razones principales para peregrinar a Tierra Santa y encontrarse con Cristo. Pero además de estas, muchas personas pueden ser atraídas por la Tierra de Jesús, por ese país tan complejo como es Israel y a su lado Palestina, para comprender su situación, para apreciar su variadísima riqueza natural, sus profundos contrastes, el patrimonio de la Bauhaus de Tel Aviv o la ciudad cruzada de San Juan de Acre, por ejemplo. Igual que Jericó, el oasis del Desierto, asentamiento urbano más antiguo del mundo, o Hebrón, la ciudad milenaria, joya de Cisjordania, que alberga la tumba de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, junto a sus esposas, que hoy vive en continuo conflicto.

Nuestro nombre nace de la frase de Juan Pablo II “Tenemos que construir puentes, no muros” en alusión al muro de separación que Israel comenzó a construir en el año 2002 y que separa el país moderno y poderoso de los Territorios Ocupados, separa Belén de Jerusalén, por ejemplo, cuando tan solo hay 8 kilómetros de distancia entre ambas ciudades. Comprender este presente llevará su tiempo.

Pero la enorme riqueza histórica, y por supuesto cultural, de un lugar tan central en la historia de la civilización occidental, nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, que siempre será una óptima razón para viajar. Jerusalén como ombligo del mundo, según expresan los mapas de T en O (Orbis Terrarum) de la Edad Media, donde aparece la Ciudad Santa como centro de Europa, Asia y África, de todo el mundo conocido, es la cuna de nuestras raíces, allá donde podemos encontrar la esencia de quiénes somos. Dedicaremos muchos capítulos a disfrutar, amar y conocer la ciudad que, por excelencia y por su fascinante atractivo, provoca un continuo y renovado asombro mientras recorremos su territorio desde la pequeña colina del Ofel, Sión, la Ciudad de David, madre de todos los pueblos (como reza el salmo 87), hasta la ciudad amurallada de hoy, cuya capitalidad se disputan ambas naciones pero, como dice otro salmo, esta vez el 47, es la alegría de toda la tierra. Bien merece su serie que, si Dios quiere, iremos creando más adelante, si os gusta la idea.

Como despedida, quiero contaros que el anterior episodio del pódcast (el episodio 3º) fue un pequeño resumen de las noticias de actualidad más relevantes para tomar el pulso a la realidad de Tierra Santa en clave del presente. Iremos alternando cada lunes un episodio de contenido con otro de noticias, de forma que serán quincenales ambos segmentos.

Tras este episodio del pódcast, comenzaremos una nueva serie, muy ilusionante y exclusiva, que consistirá en un episodio diario durante todo el mes de mayo: Peregrinación a Tierra Santa con la Virgen María. Hemos pedido a varios amigos que nos enseñen a contemplar los diferentes episodios de la vida de la Virgen a través de pequeños audios de unos minutos que cada día os haremos llegar a las 12 del mediodía. Seguro que este próximo mes de mayo así vivido estará lleno de la compañía de Nuestra Madre. ¿Has decidido ya cómo lo quieres recibir? Entra en nuestra web y elige el canal que prefieras. No dudes en compartirlo con quien pueda disfrutarlo. ¡Prometido!

Recordad que nos encantará que nos deis vuestra opinión y sugerencias en el email: hola@construyendopuentes.es

¡Hasta la próxima semana!